En primer lugar limpiamos bien los champiñones para quitarles la tierra y los reservamos para el siguiente paso.
Pelamos los ajos y los laminamos finamente.
Calentamos una sartén con aceite de oliva y agregamos los ajos y la guindilla. Los iremos removiendo y vigilando, ya que el ajo se quema muy fácilmente, aportando un sabor amargo desagradable.
Cuando empiecen a coger color, agregamos los champiñones y sal al gusto. Cocinamos durante un par de minutos, removiendo de vez en cuando para que se cocinen por igual.
Servimos inmediatamente y sin escurrir el aceite antes de que se enfríen.
Notas
Yo he usado champiñones de tamaño pequeño porque me gusta dejarlos enteros, pero si lo prefieres puedes usar champiñones grandes y cortarlos en cuartos, o bien champiñones laminados.