En primer lugar pelamos las alcachofas (para este paso puedes usar guantes, ya que nos va a teñir las manos): este paso es muy fácil, aunque a veces nos cuesta saber cuántas capas de hojas debemos quitar para no pasarnos o quedarnos cortos; para hacerlo vamos a quitar las 3 capas de hojas exteriores y miraremos si la mitad inferior (más cercana al tronco) de las hojas de la alcachofa siguen estando duras, si es el caso quitamos una capa más de hojas.
Cortamos la alcachofa por la mitad (a lo ancho) tirando la parte superior y conservando la más cercana al tronco. En este momento la volvemos a partir (esta vez a lo largo) y sacamos la pelusilla de su interior. Ya tenemos las alcachofas limpias.
Mientras limpiamos las alcachofas pondremos una olla con agua al fuego, para inmediatamente después de cortarlas meterlas en el agua y cocerlas, ya que si no se oxidan y se ponen feas (no estarán malas, pero serán negras).
A continuación cortamos las alcachofas en 4 trozos (o en 6 si son muy grandes), intentando que nos queden todos de un tamaño similar. Cortamos el limón en trozos y lo metemos en el agua hirviendo junto con las alcachofas (así evitaremos que se oxiden), añadimos un poco de sal y cocemos unos 15 minutos o hasta que estén blanditas (pero que no se rompan), lo iremos comprobando pinchándolas con un tenedor o cuchillo.
Elaboración de las alcachofas con salsa de almendras
Mientras se cuecen las alcachofas picamos la cebolla y la pochamos en una sartén; cuando empiece a estar transparente, añadiremos el tomate y los ajos.
En este momento sazonamos al gusto con sal, pimienta y pimentón y dejamos sofreír todo junto unos 2 minutos.
Ahora, añadimos el vaso de vino blanco y dejamos cocinar unos minutos para que se evapore el alcohol y se reduzca el vino a la mitad.
En este momento retiraremos la salsa del fuego y la pasaremos al vaso de la batidora y trituramos bien, hasta conseguir una salsa algo líquida.
En una sartén caliente con un chorrito de aceite de oliva doramos las almendras y el pan, con cuidado, ya que ambos pasan de tostado a quemado en un plis-plas.
Finalmente, trituramos el pan y las almendras junto con la salsa anterior, de modo que coja consistencia. En este momento iremos jugando con la cantidad de pan a añadir para conseguir una salsa más o menos espesa, eso va a gusto de cada uno.
Servimos las alcachofas junto con la salsa, acompañadas con unas buenas rebanadas de pan casero para no dejar de mojar.