Precalentamos el horno a 190 ºC, calor arriba y abajo e introducimos una bandeja con agua, ya que coceremos el bizcocho al baño maría. El agua debe cubrir la mitad del molde.
Prepararemos el caramelo líquido. Para ello colocaremos el azúcar y el agua en una sartén antiadherente y lo dejaremos a fuego medio. Pasados unos minutos empezará a dorarse, en ese momento debemos vigilarlo, ya que si se nos quema quedará muy amargo.
Mientras el caramelo se está haciendo, engrasamos el molde que vayamos a usar con mantequilla o spray antiadherente. Vertemos el caramelo en el fondo del molde.
Vamos con el bizcocho. Para ello derretimos la mantequilla en el microondas a temperatura media y le añadimos el chocolate cortado en trozos. Removeremos hasta que el chocolate se haya derretido por completo, si es necesario volveremos a meterlo en el microondas durante unos segundos. Será importante hacerlo a temperatura media y a intervalos cortos para que no se queme el chocolate.
En otro bol cascamos los huevos. Echamos el azúcar y batimos con unas varillas hasta que blanqueen. Yo lo he hecho a mano, pero puedes usar unas varillas eléctricas si te resulta más cómodo.
Mezclamos los huevos con el chocolate hasta que se integren.
Incorporamos la harina, el cacao en polvo y una pizca de sal. Con la ayuda de una espátula o las varillas mezclamos bien para conseguir una masa homogénea.
Vertemos la masa en el molde sobre el caramelo. Aunque ahora pongamos el bizcocho abajo, durante el horneado el flan y el bizcocho invertirán su orden, de ahí el nombre de pastel imposible.
Ahora vamos a preparar el flan. Para ello batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la leche y mezclamos bien. Vertemos la mezcla sobre el bizcocho; para que no se mezclen, iremos vertiendo el flan poco a poco sobre la espátula.
Una vez tengamos el horno y el agua de la bandeja caliente, colocamos el molde al baño maría y lo horneamos 1 hora y 15 minutos aproximadamente, o hasta que al pincharlo con un palillo lo notemos cuajado (cuajado pero no seco, buscamos un bizcocho húmedo). Si durante el horneado vemos que se nos empieza a tostar, podemos cubrirlo con papel de aluminio.
Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente sobre una rejilla. Después le damos la vuelta sobre un plato y lo dejamos en la nevera para que esté bien fresquito cuando vayamos a comerlo.
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