Lo primero que haremos será separar los tallos del manojo del apio y eliminar las hojas que estén mustias o dañadas.
En este momento, vamos a enjuagarlo muy bien bajo el grifo, frotando bien el tallo con nuestras manos para eliminar todos los restos de tierra.
Ahora podremos desinfectarlo sumergiéndolo en agua con un poco de vinagre, limón o desinfectante especial para frutas y verduras. Pasados unos minutos, lo enjuagamos nuevamente y lo dejamos escurrir sobre un paño limpio.
A continuación cortaremos la parte blanca de la parte inferior del tallo, por donde estaba en contacto con la tierra, ya que tiende a ser más dura y amarga.
Cortaremos también las partes secas o dañadas que pueda tener el apio.
Finalmente ya podremos eliminar las hebras para que no nos quede fibroso. Hacerlo es super fácil y rápido, pues solo deberemos tirar de las hebras que veamos, empezando desde abajo hacia arriba. Podremos hacerlo directamente con las manos o con la punta de un cuchillo, tal y como puedes ver en el vídeo que he adjuntado un poco más arriba.
Ya solo nos quedará cortarlo del tamaño deseado para usarlo tanto en crudo como cocinado.
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