Empezaremos preparando la base para el helado. Para ello pondremos en un cazo a fuego medio-bajo la nata, el azúcar invertido y la leche.
Una vez estén calientes, añadiremos las galletas oreo picadas y removeremos hasta que se hayan derretido e integrado a la perfección. Ten en cuenta que si añades las galletas en este momento te quedará un helado sin trozos como el mío, si por el contrario quieres conseguir un helado de color blanco con trozos de galleta oreo, las incorporaremos más tarde.
Sin retirar la mezcla del fuego y manteniéndolo a fuego medio (sin llevar a ebullición), añadimos las yemas de huevo y removemos continuamente con unas varillas. Removeremos durante unos 5 minutos aproximadamente, con ello conseguiremos que no se nos queme o pegue al cazo y que poco a poco vaya espesando (como si estuviéramos haciendo natillas).
Pasamos la mezcla a un recipiente de cristal con tapa y lo dejamos reposar en la nevera durante toda la noche. Pasadas unos 8 horas lo tendremos bien frío y con textura parecida a unas natillas, lo que significa que está listo para preparar un helado de lo más cremoso.
En este momento podremos usar el método que más nos guste para preparar el helado, ya sea con o sin heladera –> pincha aquí para ver cómo preparar el helado con y sin heladera. En el enlace te he dejado los pasos a seguir usando el método que prefieras, además de un montón de consejos para conseguir un helado delicioso. Como la explicación es muy completa y detallada, solo voy a hacer un pequeño apunte más.
Finalmente, lo conservamos en un recipiente de cristal en el congelador, sacándolo unos 5 minutos antes de comerlo para que nos resulte más fácil servirlo.
Notas
En caso de querer un helado con trozos de galleta oreo (y no con las oreo integradas en el helado como en mi caso) vamos a añadirlas en un momento diferente en función del método usado:
Con heladera de cubeta: añadiremos las galletas troceadas cuando el helado lleve haciéndose unos 10 minutos y empiece a espesar.
Con heladera de compresor: las galletas picadas se añaden o bien justo antes de meter la mezcla en la máquina o una vez ya esté cuajado el helado y antes de llevarlo al congelador.
Sin heladera: añadiremos los trocitos de galleta cuando veamos que el helado está empezando a cuajar. Si lo hacemos cuando aún está muy líquido, se nos fundirían las galletas y no se apreciarían los trozos.