En primer lugar, colocamos los copos de avena en un cuenco y los cubrimos de agua. Los dejaremos en remojo durante toda la noche para que se hidraten y ablanden.
A la mañana siguiente, escurrimos los copos de avena y los colocamos en el vaso de la batidora junto con 1 litro de agua y una pizca de sal. La sal es opcional, pero nos ayuda a potenciar el sabor de la leche.
Trituramos bien durante un par de minutos y colamos la leche con un colador muy fino. A continuación, volvemos a colar la leche, pero esta vez usando una tela de gasa limpia. De este modo, no nos quedará ninguna impureza en la leche.
En este momento vamos a probar la leche, y en el caso de que nos guste más líquida añadimos un poco más de agua, hasta conseguir la densidad que más nos guste.
Si lo prefieres, puedes darle un toque extra de sabor con un poco de vainilla o canela.
Solo nos quedará conservarla en la nevera hasta el momento de su uso. Es recomendable consumirla en los próximos 3 días.
Notas
Antes de disfrutarla, deberemos removerla bien, ya que puede que se separe un poco.