Trituramos la almendra molida o harina de almendra junto con el azúcar glasé hasta conseguir un polvo muy fino (de este modo nos aseguramos de eliminar todos los trocitos grandes de almendra y nos quedarán unos macarons muy lisos). Tamizamos y mezclamos los 45 g de claras con una espátula, hasta conseguir una mezcla homogénea.
El merengue italiano:
Montamos las claras hasta conseguir el punto de nieve. Mientras, en un cazo a fuego medio mezclamos el agua con el azúcar, hasta que el termómetro nos marque 120ºC. En este momento, y sin dejar de batir, vertemos el azúcar caliente sobre el merengue en un hilo fino. Batimos hasta conseguir un merengue consistente y brillante y se haya enfriado. Añadimos las gotas de colorante (buscamos un tono por encima del deseado, ya que la mezcla de almendra lo suavizará ligeramente) y mezclamos bien.
El macaronage:
Añadimos ⅓ del merengue al mazapán y mezclamos bien con una espátula de silicona mediante movimientos envolventes, que irán de abajo a arriba, despacio para no bajar el merengue.
Cuando tengamos una mezcla homogénea, añadimos el resto de merengue y mezclamos con la misma técnica, ahora con movimientos enérgicos. Buscamos una textura no demasiado espesa (nos quedarían picos en los macarons) ni demasiado líquida (se nos desparramarían), para saber cuándo lo hemos alcanzado levantamos la espátula y dejamos caer un poco de masa sobre el resto, la consistencia será la perfecta cuando el pico que queda desaparece muy lentamente.
Dando forma a los macarons:
Rellenamos una manga pastelera con la masa, cortamos la punta (o colocamos en ella una boquilla redonda ancha), la colocamos en posición vertical sobre una bandeja con papel de horno o un tapete de silicona y apretamos hasta conseguir el tamaño deseado. Podemos dibujar círculos por debajo para que nos salgan todos iguales. Deben tener todos el mismo tamaño y hacerlos grandes, pues los huevos fritos de codorniz no deben cubrir toda la superficie. Los dejaremos separados entre sí.
Suavemente damos un golpe con la bandeja sobre la encimera, de este modo conseguiremos eliminar las burbujas de aire que hayan podido quedar.
Los dejamos a temperatura ambiente unos 20-30 minutos hasta que se hayan secado por completo. Sabremos que están listos porque al tocarlos con la yema del dedo no nos ensuciaremos.
Horneamos con el horno precalentado a 150ºC durante 12-15 minutos (el tiempo varía bastante en función de cada horno, en el mío tartan 15 min exactos, aunque la mayoría de hornos tardan menos). Buscamos que se sequen, no que se tuesten, por lo que no debemos dejarlos mucho tiempo o el color del macaron variará. Sabremos que están listos cuando, al levantarlos, estén secos por debajo y no se peguen al papel de horno. Los sacamos del horno y los dejamos secar por completo en la misma bandeja antes de despegarlos del papel.
Una vez fríos podemos rellenarlos, aunque están más ricos si dejamos reposar las conchas 24 horas. Los metemos en un recipiente hermético y los guardamos en la nevera hasta rellenarlos.
Relleno de los macarons de huevos fritos con beicon:
Freímos el beicon en aceite hasta que esté muy crujiente y tostado. Lo colocamos sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de grasa. Dejamos enfriar por completo y cortamos en trozos grandes.
Freímos los huevos de codorniz con una pizca de sal sobre la yema. Colocamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Rellenamos los macarons con una cucharadita de queso crema y un trozo de beicon, dejando que sobresalga por un lateral.
Ya solo nos queda coronar con un huevo frito de codorniz y disfrutar de la explosión de sabor y texturas en nuestra boca.
Notas
Yo he puesto un trozo grande de beicon en el interior del macaron, no obstante podemos picarlo finamente y mezclarlo con el queso crema en el interior.