Limpiamos y secamos la fruta; les sacamos el hueso y pelamos las nectarinas. Si quieres puedes pelar los melocotones también, pero a mí me gusta dejar la piel.
En este momento, cuando tengamos la fruta "limpia", será cuando la pesemos y podremos calcular la cantidad de azúcar. Utilizaremos la mitad del peso de azúcar que de fruta.
A continuación, cortamos la fruta en dados pequeños y los colocamos en una olla grande junto con el azúcar y el zumo de limón. Dejamos cocer a fuego medio unos 30 minutos hasta que la fruta empiece a fundirse y adquiera la consistencia de una mermelada, removiendo de vez en cuando para que no se nos pegue.
En este momento tenemos tres opciones: triturar bien la fruta para obtener una mermelada muy suave; triturar la fruta parcialmente para conseguir una mermelada suave con algunos trozos; o dejarla tal cual para tener bastantes trozos enteros de fruta. Eso en función de los gustos de cada uno.
Dependiendo de si la hemos triturado o no y de la cantidad de agua que haya soltado la fruta, dejaremos unos minutos más a fuego medio hasta obtener la consistencia deseada. Recuerda que una vez fría, la mermelada espesa un poco.