Debemos cortar la cebolla en trozos pequeños y colocarlo en una sartén a fuego muy lento. Incorporamos ajos y dejamos dorar, con cuidado de que no se cojan ni se quemen.
Posteriormente, añadimos la cayena, el pimentón dulce y el pimentón picante. La cantidad de ambos varía en función del gusto de casa uno. Puedes optar por no colocar pimentón picante, ya que la cayena tiene un toque picoso y puede quedar demasiado picante. Haz la mezcla en función de tus gustos y preferencias.
Después incorporar el tomate triturado crudo natural, sazonar y poner un poco de azúcar para quitar el acidez del tomate. Dejar a fuego lento unos 10 minutos.
Una vez frito el tomate colocarlo en la batidora y mezclar la salsa hasta obtener una crema homogénea.
Para conseguir unas patatas crujientes realizaremos el siguiente procedimiento: Debemos cocer la patata (ya cortada) en agua caliente a punto de hervir, añadiendo un chorro de vinagre. Para freír, lo ideal sería contar con una freidora o una sartén que sea de hierro y tenga los bordes altos. De esta manera, cuando se introduzca la patata, la temperatura no bajará demasiado. Vertemos las patatas en aceite caliente y removemos con frecuencia. Las sacamos del fuego para dejarlas reposar y enfriar antes de la segunda fritura. Existe un proceso muy conocido entre los cocineros más aclamados: se introducen las patatas fritas en el congeladordurante 20 minutos. Los congeladores tienen un control de temperatura mecánico, asegúrate en regular esta función, ya que se necesita un frío extremo para que la patata coja cuerpo y se compacte. Para terminar el procedimiento, necesitamos volver a calentar el aceite pero a una mayor temperatura (a 180ºC). Vertemos las patatas y las dejamos cocer un par de minutos. Este cambio sirve para que sean crujientes por fuera y mantenga un interior más cremoso.
Luego colocamos salsa por encima y lo tendremos listo para servir.