Pincho o brocheta vegana de tofu con champiñones y pimiento
Brocheta de tofu marinado con soja, jengibre fresco, ajo y semillas de sésamo blanco y negro. Muy sencillas de preparar y aromáticas, ideal para veganos o vegetarianos.
Tiempo de preparación15 minutosmin
Tiempo de cocción15 minutosmin
Tiempo total30 minutosmin
Plato: Plato principal
Cocina: Mediterránea
Dieta: Diabéticos, Sin gluten, Baja en calorías, Baja en grasas, Sin Lactosa, Baja en sal, Vegana, Vegetariana
Palabra clave: Brochetas, Champiñones, jengibre, Salsa de soja, sésamo, Tofu
Troceamos el tofu bien escurrido en dados de un bocado, intentando que nos queden todos del mismo tamaño. Con estas cantidades a mi me han salido 18 trozos.
Colocamos el tofu troceado en un cuento junto con la salsa de soja, los dientes de ajo bien picados, las semillas de sésamo y el jengibre fresco rallado. Lo dejamos macerar un par de minutos mientras preparamos el resto de ingredientes.
Limpiamos y secamos los pimientos, eliminamos las pepitas del interior y los troceamos en dados de un tamaño similar al tofu.
Limpiamos la tierra de los champiñones y los cortamos por la mitad. En esta ocasión yo he usado champiñones medianos, pero puedes usar champiñones pequeños y dejarlos enteros o champiñones grandes y cortarlos en cuatro trozos.
Damos forma a los pinchos o brochetas insertando un trozo de tofu, el champiñón, el pimiento verde y el rojo. Repetimos el proceso acabando con el champiñón.
Calentamos una plancha con un chorro de aceite de oliva o una barbacoa y cocinamos las brochetas hasta que estén doradas. Les iremos dando la vuelta de vez en cuando para que se cocinen de forma uniforme por ambos lados.
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Notas
Un truco genial para que los ajos queden perfectamente picados en pocos segundos es usar un prensa-ajos. Usarlos es muy sencillo, pues solo deberemos introducir el ajo pelado en su interior y apretar. Como resultado tendremos el ajo perfectamente picado.En casa nos gusta mucho el jengibre, pero no lo usamos todos los días. Una idea genial para conservarlo es pelarlo y congelarlo entero dentro de una bolsa bien cerrada. Cuando quieras usarlo, solo tendrás que rallarlo directamente y volver a guardar el trozo sobrante en el congelador.