A continuación, calentamos una sartén con un chorro de aceite de oliva y pochamos la cebolla con una pizca de sal hasta que haya cogido un poco de color.
Agregamos también los ajos pelados y los cocinamos durante 1 minuto, removiendo de vez en cuando. Yo suelo poner entre 8 y 10 unidades, pero podrás regular la cantidad a tu gusto. Cuantos más agreguemos, más color y aroma tendrá la salsa.
Pasado este tiempo, añadimos la nata para cocinar y sazonamos al gusto con sal y pimienta. Lo llevamos a ebullición suave y lo cocinamos unos 7 u 8 minutos, removiendo de vez en cuando.
Finalmente, colocamos la salsa en el vaso de la batidora y lo trituramos muy bien hasta conseguir una salsa cremosa y sin grumos.
Podremos servirla inmediatamente antes de que se enfríe o bien conservarla en un recipiente tapado dentro de la nevera. En el momento de servir, solo tendremos que calentarla en una sartén o en el microondas.
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