Tarta de San Marcos o Tarta Reina, la receta más FÁCIL y BARATA
Imagina preparar la mejor Tarta Reina o Tarta San Marcos de forma muy FÁCIL y BARATA. Desvelando todos los trucos y consejos mejor guardados para elaborar el bizcocho, los rellenos y la cobertura
Tiempo de preparación1 horah
Tiempo de cocción40 minutosmin
Tiempo total1 horah40 minutosmin
Plato: Postre, Tarta
Cocina: Española
Palabra clave: Bizcocho genivés, Nata montada, Nata trufada, Tarta, Tarta de San Marcos, Tarta reina, Yema pastelera
Azúcarblanco para tostar la crema de yemas (opcional)
Almendras laminadas o crocantes
Elaboración paso a paso
Bizcocho genovés
Para preparar el bizcocho empezaremos separando las claras de las yemas.
En un cuenco amplio agregamos las claras junto con una pizca de sal y las batimos a velocidad media con unas varillas eléctricas hasta que estén bien firmes, unos 5 minutos aproximadamente. Sabremos que las claras están perfectamente montadas a punto de nieve cuando podamos darle la vuelta al recipiente sin que se caigan. Las dejamos a un lado mientras seguimos con el proceso.
En otro cuenco colocamos las yemas junto con el azúcar y las montamos con la ayuda de unas varillas eléctricas. Las batiremos a velocidad media unos 5 o 6 minutos, hasta que hayan doblado su volumen y estén bien esponjosas.
En este momento, agregamos la harina tamizada sobre las yemas montadas y mezclamos muy bien con las varillas. Es importante incorporar un poco la harina de forma manual antes de encender las varillas, e ir subiendo la velocidad de forma progresiva, de lo contrario la harina saldría volando.
A medida que vamos mezclando notaremos como la masa queda bastante densa, pero no te preocupes porque es completamente normal. Buscamos incorporar la harina por completo para evitar que nos queden grumos en el bizcocho.
Cuando tengamos una masa homogénea, iremos agregando las claras montadas muy poco a poco con movimientos envolventes. Al principio nos costará un poco, ya que la masa es bastante densa, pero poco a poco irá cogiendo una textura más suave y esponjosa. Será muy importante ir agregando una pequeña porción de claras montadas e integrarlas a la perfección mediante movimientos suaves y envolventes antes de agregar más, ya que eso nos garantizará un bizcocho alto y esponjoso.
Encendemos el horno a 180 ºC, con calor arriba y abajo sin ventilador, para que se vaya calentando.
Ahora vamos a cubrir el fondo del molde con papel de horno, así evitaremos que el bizcocho se quede pegado y podremos desmoldarlo con facilidad. Para hacerlo doblamos una hoja de papel de horno varias veces sobre sí misma (tal y como te muestro en el vídeo) hasta conseguir un pequeño triángulo.
Situamos la punta del triángulo en el centro del molde y, con la ayuda de unas tijeras, cortamos la parte de abajo que sobresale del molde.
Lo desdoblamos y ya tendremos un círculo del tamaño exacto, así que lo acomodamos en el interior del molde.
En esta ocasión no vamos a engrasar los laterales del molde, ya que nos interesa que el bizcocho se vaya agarrando y trepando por ellos para conseguir más altura.
Vertemos la masa en el molde y lo llevamos al horno precalentado a 180 ºC unos 25-30 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo nos salga limpio.
Pasado este tiempo, lo sacamos del horno y lo dejamos reposar 5 minutos dentro del molde sobre una rejilla.
En este momento podrás comprobar que el bizcocho ha empezado a despegarse de los laterales del molde, así que pasamos una espátula o brocheta por los laterales para acabar de despegarlo y le damos la vuelta con cuidado sobre la rejilla.
Lo dejaremos enfriar completamente mientras vamos preparando los diferentes rellenos y coberturas.
Yema pastelera
En un cazo colocamos el agua y el azúcar y lo llevamos a fuego medio hasta que empiece a hervir, removiendo de vez en cuando para que el azúcar se disuelva.
Cuando el azúcar se haya disuelto por completo, retiramos del fuego y lo dejamos atemperar.
Mientras, separamos las yemas de las claras. En esta ocasión solo usaremos las yemas, así que reservaremos las claras para otras elaboraciones.
En un cuenco amplio colocamos las yemas, la maizena y la vainilla y los mezclamos bien con unas varillas manuales.
Cuando estén bien integrados, vamos agregando muy poco a poco el almíbar templado mientras vamos removiendo con las varillas manuales.
En este momento, colocamos la mezcla de nuevo en el cazo. Las llevaremos a fuego medio sin dejar de remover unos 8-10 minutos o hasta que empiece a coger consistencia. Buscamos una textura cremosa y con un poco de cuerpo. Sabremos que está lista cuando, al pasar las varillas, el fondo del cazo se vea durante unos segundos antes de volver a cubrirse.
Vertemos la mezcla en un cuenco y la tapamos a piel con film, es decir, el film tiene que tocar la crema. De esta manera conseguiremos que no se forme una costra dura por encima a medida que se vaya enfriando.
La dejaremos enfriar a temperatura ambiente, mientras preparamos el resto de ingredientes. Ten en cuenta que si no vas a usarla en ese momento, una vez fría, deberemos conservarla en la nevera para que no se estropee.
Almíbar
Preparar el almíbar es muy fácil, solo deberemos calentar el agua en un cazo o en el microondas y agregar el azúcar.
Iremos removiendo hasta que el azúcar se haya disuelto por completo. Para este paso es muy importante que el agua esté bien caliente, ya que resultará prácticamente imposible disolver el azúcar en el agua fría.
Finalmente, solo nos quedará agregar el ron. Éste es un ingrediente totalmente opcional que nos ayudará a darle ligero sabor a la tarta. No obstante, si la van a comer también niños, es importante no agregarlo.
Nata montada
En un cuenco amplio colocamos la nata para montar bien fría y batimos con unas varillas eléctricas a velocidad media hasta que se empiecen a formar burbujas por la parte de arriba.
En este momento agregamos el azúcar glas y seguimos batiendo un par de minutos hasta que esté firme. Para que el azúcar glas no salga volando, empezaremos batiendo a velocidad baja e iremos subiéndola de forma progresiva.
Sabremos que la nata está montada cuando se formen picos que mantengan la forma. En este momento será importante dejar de batir, ya que si batimos la nata en exceso se empezará a cortar y ya no podremos arreglarlo.
La llevaremos a la nevera hasta el momento de usarla.
Nata trufada
En un cuenco amplio colocamos la nata para montar bien fría y batimos con unas varillas eléctricas a velocidad media hasta que se empiecen a formar burbujas por la parte de arriba.
En este momento agregamos el azúcar glas y el cacao en polvo y seguimos batiendo un par de minutos hasta que esté firme. Para que el azúcar glas y el cacao no salgan volando, empezaremos batiendo a velocidad baja e iremos subiéndola de forma progresiva.
Sabremos que la nata trufada está lista cuando se formen picos que mantengan la forma. En este momento será importante dejar de batir, ya que si lo batimos en exceso se empezará a cortar y ya no podremos arreglarlo.
La llevaremos a la nevera hasta el momento de usarla.
Montaje y decoración de la tarta
En este punto ya tendremos todos los componentes de la tarta listos, así que podremos empezar a montar la tarta.
Cuando el bizcocho esté bien frío podremos cortar las diferentes capas y para ello podremos usar una lira repostera o un cuchillo grande de sierra. Intentaremos que las tres capas nos queden del mismo grosor, ya que así el corte nos quedará de lo más bonito y llamativo.
Colocamos la primera lámina de bizcocho sobre el plato o base en la que lo vamos a servir y lo almiarábamos con un tercio del almíbar que habíamos preparado antes. Para que nos resulte más cómodo, usaremos una brocha de cocina.
A continuación, verteremos en el centro del bizcocho toda la nata trufada y la repartiremos con la ayuda de una espátula, intentando que nos quede una capa uniforme y nivelada.
Cubrimos el relleno de trufa con otra capa de bizcocho y lo almibaramos con la mitad del almíbar que nos queda. Nuevamente, nos ayudaremos de una brocha de cocina.
Es el momento de colocar el relleno de nata montada. Para ello, agregaremos la mitad de la nata que hemos montado antes, reservando la otra mitad para la decoración de la tarta.
La repartimos bien con la ayuda de una espátula, intentando que nos quede una capa uniforme y nivelada.
Vamos ahora a colocar la última capa de bizcocho, presionando ligeramente. Y lo almibaramos con el almíbar restante.
Para la decoración de los laterales de la tarta, los cubrimos con una fina capa de nata montada.
En este momento, vertemos la crema de yemas sobre la tarta y la repartimos por la superficie con la ayuda de una espátula, intentando que nos quede una capa uniforme.
De forma opcional podrás tostar la yema. Para ello espolvoreamos una pizca de azúcar blanco por encima y lo tostamos con la ayuda de un soplete de cocina.
Poco a poco, con la ayuda de nuestras manos, iremos colocando las almendras laminadas o crocantes por todo el lateral de la tarta. Gracias a la nata se quedarán pegadas y no se van a mover.
Finalmente, colocaremos la nata restante en una manga pastelera con boquilla de estrella e iremos decorando los bordes. En esta ocasión yo he ido haciendo pequeños puntos, pero puedes hacer rosas, espirales o la decoración que más te guste.
Una vez lista, la llevaremos inmediatamente a la nevera hasta el momento de servir.
Al pulsar el botón "Play" se cargarán las cookies de Youtube. Si deseas cargarlo sin cookies pulsa aquí
Notas
Una vez tengamos la tarta lista, será muy importante conservarla en la nevera hasta el momento de servirla, pues tanto el relleno de nata montada y trufa, como la crema de yemas se podrían estropear si no la conservamos en frío.Recuerda también no exponerla a altas temperaturas, pues la nata y la trufa empezarían a perder cuerpo y la tarta se desmoronaría.
Cómo congelar la Tarta de San Marcos o Tarta Reina
Si quieres preparar esta tarta con antelación, podrás congelarla. Cuando quieras disfrutarla, la sacaremos el día antes del congelador y la dejaremos en la nevera para que se vaya descongelando poco a poco.Podremos congelar la tarta entera o bien en porciones. Ésta es una buena forma de conservar la tarta que nos ha sobrado, pues si la congelamos ya troceada, podremos ir descongelándola para disfrutarla poco a poco.