En primer lugar quitamos las hojas verdes de las fresas y las lavamos con agua. En este momento pesaremos la cantidad de fruta que tengamos (en mi caso 600 g) y en función de ello regularemos la cantidad de azúcar, que siempre será la mitad del peso de la fruta (300 g en esta ocasión).
Cortamos las fresas en trozos grandes y las colocamos en una olla junto con el azúcar y un chorrito de zumo de limón. Mezclamos bien con las manos estrujándolas ligeramente para que empiecen a soltar jugo.
Ponemos las fresas a fuego lento durante una hora, removiendo de vez en cuando para que no se nos queme, o hasta que consigamos la consistencia deseada. A más tiempo en el fuego, más espesa nos quedará. Aunque debes tener en cuenta que una vez se haya enfriado se espesará un poco más.
A mí personalmente me gustan las mermeladas con trozos de fruta, pero si quieres conseguir una mermelada fina solo tendrás que triturarla cuando lleves unos 45 minutos de cocción hasta que no quede ningún trozo entero de fruta. La volvemos a colocar a fuego lento y seguimos cocinando hasta conseguir la textura deseada.
Ya solo nos quedará esterilizar unos tarros de cristal y envasarla para poder disfrutar de nuestra rica mermelada de fresa casera durante mucho tiempo.
Notas
Como puedes ver es una receta muy sencilla y con pocos ingredientes. Puedes prepararla con cualquier fruta siguiendo estas instrucciones. Además podrás hacerlo con la cantidad de fruta de la que dispongas, la única «norma» es la mitad de peso de azúcar que de fruta.