Separa las claras de las yemas, ya que las usaremos por separado.
En un cuenco, coloca las yemas de huevo, 20 g de azúcar, la vainilla en pasta, el aceite, la leche y mezcla bien.
Agrega también la harina y la levadura química tamizadas y mezcla bien con unas varillas.
En otro cuenco, empieza a montar las claras de huevo. Cuando veas que empiezan a espumar, agrega el resto de azúcar y sigue batiendo hasta que se formen picos duros.
Poco a poco, ve agregando las claras montadas al cuenco donde teníamos la mezcla de yemas y harina y mezcla suavemente con una espátula para que quede una mezcla bien aireada.
De forma opcional, separa un par de cucharadas de masa y agrega unas gotas de colorante rojo.
Cubre la bandeja o molde con papel de horno y coloca la masa roja en una manga pastelera. Ahora, poco a poco, dibuja el patrón de corazones (o el dibujo que quieras), tal y como puedes ver en el vídeo.
Cuando el dibujo esté listo, lleva la bandeja al congelador un mínimo de 30 minutos. Esto es clave para que el dibujo no se deshaga y quede perfectamente definido.
Pasado este tiempo, vierte el resto de la masa por encima y repártelo con cuidado para no mover el dibujo de abajo.
Enciende el horno a 180ºC y, cuando esté caliente, baja la temperatura a 160ºC y mete la bandeja dentro. Hornea durante 17 minutos y sácalo del horno.
Déjalo enfriar un par de minutos y, antes de que se enfríe por completo, enrolla el bizcocho sobre sí mismo usando un paño de cocina limpio y seco (tal y como te muestro en el vídeo).
Elaboración del relleno
Una vez frío, podrás rellenarlo a tu gusto. En esta ocasión yo lo he rellenado con nata montada y fresas. Para ello, monta la nata muy fría con unas varillas y, cuando empiece a coger cuerpo, agrega el azúcar glas. Sigue batiendo hasta que se formen picos duros (recuerda que es importante no batir de más para que no se corte.
Con la nata ya montada, agrega una gotita de colorante rosa y mezcla con una espátula.
Desenrolla con cuidado el bizcocho y úntalo con la nata montada.
Corta en dados unas fresas frescas y repártelas sobre la nata montada.
Enrolla con cuidado para que quede bien apretado, pero no demasiado, ya que se saldría todo el relleno. Ayúdate del papel de horno para enrollarlo y envuélvelo.
Déjalo reposar un par de horas en la nevera antes de decorarlo y cortarlo.
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