El primer paso será cocer las patatas enteras y sin pelar en abundante agua con una pizca de sal, unos 40 minutos. Ten en cuenta que el tiempo de cocción dependerá del tamaño de las patatas, por lo que será importante escogerlas todas de un tamaño similar.
Cuando al pincharlas con un cuchillo las notemos blandas, las escurriremos y dejaremos atemperar un poco, lo justo para poder manipularlas sin quemarnos.
Para un buen resultado, será importante preparar el puré mientras las patatas sigan calientes; así que con mucho cuidado las iremos pelando con un cuchillo. Ten en cuenta que, mientras sigan templadas, nos resultará muy sencillo eliminar la piel, ya que saldrá prácticamente sola.
Vamos colocando las patatas en un cuenco, troceadas en cuartos. Agregamos la mantequilla a temperatura ambiente y las chafamos muy bien con la ayuda de un aplastador de patatas hasta obtener una mezcla sin grumos. Si no dispones de este utensilio podrás usar también un tenedor o pasapurés, pero nunca una batidora o procesador de alimentos equipado con unas cuchillas (ya que eso perjudica el almidón de la patata y nos quedaría una textura pegajosa y chiclosa). Recuerda que para obtener un puré de patatas cremoso, será muy importante machacar siempre las patatas en caliente y no trabajarlas demasiado, solo lo justo para que queden bien chafadas.
Lo sazonamos al gusto con sal y pimienta recién molida y mezclamos.
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Notas
Para conseguir un puré de patata muy cremoso y lleno de sabor con pocos ingredientes será importante tener en cuenta los siguientes trucos:
Escoger siempre patatas harinosas o patata para cocer. Las variedades más recomendables son Baraka, Kennebec o Monalisa, ya que contienen más almidón que las patatas para freír.
Será importante cocer las patatas enteras con la piel. Esto ayudará a que la patata no absorba agua durante la cocción y quede con mejor consistencia y mucho más sabor.
Controlar el punto de cocción de la patata es muy importante, por lo que será importante escoger patatas del mismo tamaño (de lo contrario las pequeñas quedarán cocidas de más, mientras que las patatas más grandes quedarán crudas). Sabremos que la patata está cocida cuando podamos pincharla con un cuchillo o palillo y éste las atraviese y salga sin ofrecer resistencia.
Para hacer un puré de patatas perfecto NO usaremos una batidora de vaso/mano o un procesador de alimentos; en caso de usar un robot de cocina, lo equiparemos con la mariposa (nunca con la cuchilla). Lo machacaremos siempre con un pasapurés, un prensador de patatas o un tenedor. Lo que queremos es chafarlas, no triturarlas.
Para conseguir un puré de patata más claro o ligero, podremos agregar un chorrito del agua de cocción de las patatas o un poco de leche, nata o leche evaporada. Para hacerlo más espeso, podremos agregar 1 cucharada de fécula de maíz (maizena) o pan rallado.
Si no quieres/puedes usar mantequilla, podrás sustituirla por margarina vegetal, 1 yema de huevo o un chorro de aceite de oliva.
Para un extra de sabor podremos agregar cualquier tipo de queso que nos guste. Lo agregaremos con el puré recién machacado y todavía caliente para facilitar la integración.
La mantequilla, la sal y las especias las agregaremos siempre con la patata todavía templada. Solo así nos aseguraremos de que se integran bien y el resultado es mucho más cremoso y sabroso.
Se recomienda servir siempre el puré de patatas recién hecho y antes de que se enfríe.