En primer lugar vamos a preparar el vaso de café sólo o con leche, en el cual vamos a añadirle dos cucharadas de cacao en polvo. Una vez esté templado lo vertemos en el fondo de nuestro molde.
Vamos a ir colocando, uno a uno, nuestros bizcochitos hasta que cubran toda la base del recipiente (nos tienen que quedar bastante húmedos). En el caso de que nos quede seco, vamos a añadirle un poco más de café con leche.
A continuación vamos a montar la nata, cuando veamos que empieza a espumar, agregamos el azúcar y seguimos batiendo hasta que esté firme.
Seguidamente añadimos el queso mascarpone y mezclamos bien. Añadimos también el aroma de vainilla y volvemos a batir. En el caso de que esta mezcla quede muy espesa podéis añadir un poquito de leche, pero sin pasarse (2 o 3 cucharadas).
Vertemos la mitad de la cantidad de nata con el queso encima de nuestros bizcochitos y esparcimos muy bien; la otra mitad la reservamos.
Ahora vamos poner otra capa de bizcohitos encima de la mezcla de nata y queso, previamente remojados en el batido de fresa (también los tenemos que impregnar muy bien).
Vertemos el resto de la nata y esparcimos muy bien, de modo que nos quede una capa uniforme.
Ya solo nos queda espolvorear cacao en polvo por la superficie (el dibujo lo he hecho con una plantilla especial), dejarlo reposar un mínimo de 8 horas en la nevera para que se unifiquen los sabores y coja consistencia