Si estáis buscando una tarta con la que sorprender a vuestros invitados, que no tenga demasiada complicación pero que deje a todo el mundo con un buen sabor de boca, entonces esta tarta de mousse de chocolate con base crujiente de avellanas será una excelente opción.
Igualmente, desde aquí os animamos a que no le tengáis miedo al mundo de la repostería, ya que, a pesar de lo que la gente cree, es un mundo que trae muchas satisfacciones una vez le pillamos el truco. Así, también aprovechamos esta ocasión para animaros a que probéis otras recetas de tartas que son muy fáciles de hacer y con las que os sentiréis muy realizados, como la clásica cheese cake fría o esta tarta de cumpleaños de Bonviveur. ¡Empezamos!
Ingredientes para la base crujiente de avellanas
- 20 galletas tipo Digestive
- ½ taza de avellanas crudas peladas
- 75 gramos de mantequilla en textura pomada
- Una pizca de sal
- Procesador de alimentos o batidora de vaso
- Molde redondo con los bordes rizados
Ingredientes para el mousse de chocolate
- 250 gramos de azúcar
- 250 gramos de mantequilla en textura pomada1
- 1 tableta (200 g) de chocolate negro
- 2 huevos
- ½ taza de leche de cualquier tipo (de vaca, de avena, de arroz…)
- ½ taza de avellanas crudas peladas
- 1 cucharada de miel
- 1 cucharada de azúcar blanco
- 2 cucharadas de agua
Preparación de la tarta
Lo primero que haremos para preparar nuestra tarta es sacar la mantequilla de la nevera con, al menos, 12 horas de antelación, mucho mejor si la dejamos toda la noche fuera atemperando.
Una vez que tengamos la mantequilla en textura pomada, pasamos a preparar la base de nuestra tarta. Para esto, lo primero es tostar un poco las avellanas crudas peladas en una sartén a fuego medio, un par de minutos.
Cuando las tengamos tostadas, las incorporamos al procesador de alimentos o a la batidora de vaso. Aquí ponemos también las 20 galletas tipo Digestive un poco troceadas con las manos, los 75 gramos de mantequilla en textura pomada que habíamos sacado de la nevera previamente y una pizca de sal. Trituramos hasta que todo forme una masa homogénea.
Mientras se trituran los ingredientes, pasamos a engrasar el molde de la tarta, tanto los bordes como el fondo, con una nuez de mantequilla. Una vez esté la masa hecha, la pasamos al molde y le damos forma, intentando que cubra tanto el fondo como las paredes que hemos engrasado.
Con la base de la tarta ya armada en el molde, lo metemos en el frigorífico o en el congelador para que se endurezca mientras preparamos el resto de elaboraciones para la tarta.
Ahora que tenemos lista la base de la tarta, pasamos a hacer el mousse de chocolate. Para esto, empezamos calentando en un cazo la media taza de leche. Una vez que haya hervido la leche, incorporamos la tableta de chocolate negro troceada, tapamos y apagamos el fuego. Dejamos que repose durante cinco minutos.
Cuando haya pasado este tiempo, volvemos a poner el cazo a fuego bajo y, sin dejar de remover, esperamos a que el chocolate se derrita por completo, fundiéndose con la leche. Debe quedar bastante espeso. Una vez que esté derretido, lo apartamos del fuego y dejamos que se enfríe por completo antes de utilizarlo.
Por otra parte, en un bol batimos los 250 gramos de mantequilla en textura pomada con los 250 gramos de azúcar, hasta que el azúcar se blanquee. Es muy importante que, en este punto, estemos por lo menos algo más de cinco minutos batiendo, ya que así conseguiremos que el azúcar no cruja en la mousse y quede todo bien homogéneo.
Con este paso terminado, pasamos a separar las claras de las yemas de nuestros dos huevos. En un bol pondremos las claras para montarlas a punto de nieve y las yemas las incorporaremos al bol con la mantequilla y el azúcar.
Batimos primero el bol con las yemas para incorporarlas y reservamos. Batimos las claras hasta que estén a punto de nieve y reservamos también.
En este tiempo, el chocolate fundido ya habrá enfriado y será el momento de mezclarlo con el bol de las yemas, el azúcar y la mantequilla. Una vez esté incorporado el chocolate, poco a poco y con movimientos envolventes para que no pierda el aire, vamos añadiendo las claras a punto de nieve.
Una vez tengamos todos estos elementos en el mismo bol, tendremos hecho ya nuestro mousse de chocolate. Sacamos entonces el molde con la base de galleta y avellana de la nevera y lo rellenamos con el mousse. Volvemos a llevar al frigorífico.
Para terminar, el último paso será caramelizar las avellanas que nos servirán de decoración para nuestra tarta. En una sartén, tostamos las avellanas y, cuando estén listas, incorporamos las dos cucharadas de agua, una de azúcar blanco y otra de miel. Esperamos a que se forme el caramelo y removemos rápidamente para que todas las avellanas se impregnen bien.
Finalmente, colocamos las avellanas por encima del mousse de nuestra tarta y mantenemos en el refrigerador, por lo menos, 8 horas, aunque lo ideal es dejarla de un día para otro. ¡Deliciosa!