El expresso no solo se bebe. En Italia, se vive, se respira… y se come. Porque el café italiano, especialmente el expresso, no es simplemente una bebida: es parte de una identidad cultural, un ritual diario y una fuente infinita de inspiración en la cocina. Hoy te invitamos a descubrir un recorrido culinario por Italia donde el expresso es el protagonista inesperado.
Un poco de historia: del bar a la cocina
En Italia, el expresso es sagrado. Desde hace ya más de cien años, ha sido el motor de miles de conversaciones, de sobremesas y de inicios de jornada. Pero más allá del bar y la taza pequeña, el café ha ido ganando terreno en la cocina. Su sabor profundo, tostado y con notas de cacao y frutos secos, ha inspirado a chefs caseros y profesionales a experimentar con recetas tanto dulces como saladas.
Y aquí está la clave: el expresso, al ser tan concentrado, aporta intensidad sin exceso de líquido. Una reducción perfecta para integrar en masas, cremas, marinados y salsas. El resultado es una cocina con carácter, que despierta los sentidos.
5 recetas que demuestran que el expresso también se come
1. Tiramisú casero, el rey de los postres italianos
Es imposible hablar de recetas con café sin mencionar el clásico tiramisú. Este postre, nacido en el norte de Italia, combina capas de bizcochos empapados en expresso con una mezcla cremosa de mascarpone, huevo y cacao. Es un equilibrio perfecto entre dulzura, amargor y textura. El expresso es el hilo conductor que da profundidad y alma al postre.
Aquí te dejo la receta de este clásico:
2. Salsa de café para carnes, estilo siciliano
En Sicilia, tierra de sabores intensos, es común encontrar salsas oscuras para acompañar carnes de cocción lenta. Algunas de estas recetas incorporan expresso para realzar el sabor del fondo de carne. Se trata de una reducción con cebolla, vino tinto, especias y un buen chorro de expresso, que aporta un matiz tostado y ligeramente amargo, ideal para carnes rojas como el solomillo o el cordero.
3. Bizcocho de café, el desayuno de la abuela
Los «ciambelloni» o bizcochos caseros son parte de cualquier desayuno italiano tradicional. Algunos llevan un toque de expresso en la masa, que combina de maravilla con frutos secos como las avellanas. Este bizcocho es perfecto para mojar en un cappuccino o disfrutar solo, con su aroma inconfundible a café tostado.
Este brownie de café es un claro ejemplo de bizcocho elaborado con café expresso. La combinación del café con el chocolate es una auténtica tentación.
4. Helado de expresso, un clásico veraniego
En las heladerías de Italia, el «gelato al caffè» es una opción imprescindible. Su sabor suave pero penetrante viene del expresso mezclado con una base de crema o leche. Refrescante y estimulante, es la prueba de que el café también se puede disfrutar frío sin perder su esencia.
5. Risotto con expresso y parmesano, sorpresa del norte
Puede sonar extraño, pero hay recetas del norte de Italia que incorporan expresso en risottos salados. Se usa como parte del líquido de cocción junto con caldo, para dar un color oscuro y un sabor complejo que contrasta con el parmesano. El resultado es un plato gourmet, cremoso y lleno de personalidad.
Cómo se integran el café y la cocina
Incorporar expresso a una receta no es tan complicado como parece. En postres como el tiramisú o el bizcocho, se añade el expresso frío directamente a la mezcla o se usa para empapar bases. En platos salados, como la salsa para carne o el risotto, se incorpora como parte del líquido de cocción o se reduce para intensificar su sabor. En todos los casos, la clave es usar un buen expresso, que garantice un sabor equilibrado, sin excesiva acidez ni amargor.
Un viaje de sabor
Usar café italiano en la cocina es una forma de rendir homenaje a una tradición con siglos de historia. ¿Sabías que en Nápoles se dice que si el expresso no te despierta, es porque todavía estás soñando? No es de extrañar que este elixir haya terminado formando parte también de muchas recetas.
Un expresso bien hecho —con esa crema dorada y su sabor intenso— puede marcar la diferencia en un bizcocho, una salsa o incluso un helado. Y no, no necesitas ser barista ni chef: basta con elegir un café de calidad, con un perfil aromático equilibrado y sin excesos de amargor, para que se integre con elegancia tanto en dulces como en salados. Porque sí, el café también se come… ¡y cómo se disfruta!
Así que si alguna vez te preguntaste si podías cocinar con café, la respuesta es un rotundo sí. Desde la dulzura del tiramisú hasta la intensidad de una salsa para carne, el expresso puede transformar tus platos en verdaderas obras de arte. ¡Anímate a probar y deja que el café también forme parte de tu cocina!